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domingo, 26 de octubre de 2014

Desafio Cantabria 2014.


Con esta carrera doy por acabada mi primera temporada de Trail y la verdad es que no se puede estar más conténto.

Cuando hace menos de un año empezó a rondar por mi cabeza la idea de hacer una ultra algún día, lo que yo imaginaba mientras leía las crónicas de otra gente o escuchaba las historias de mis compañeros de quedadas, era una especie de infierno, mezcla de calambres, ampollas, molestias estomacales y dolores insoportables de rodilla.

Por aquel entonces, terminaba arrastrandome cualquier carrera, ya fuera la  Panes-Potes, una media Maratón, o hasta una de 5 km, pero sin ser del todo consciente de ello,  ya había decidido en mi interior que algún día me armaría de fuerza y conseguiría mentalizarme para pasar por ese infierno aunque sólo fuera una vez en la vida para demostrarme a mi mismo hasta dónde puede llegar mi capacidad de sacrificio y también, por qué no, para tener una buena historia que contar a los nietos.

Desde luego lo que entonces no podía imaginar es que, unos meses más tarde,  podría terminar una ultramaratón con tan buenas sensaciones, sin tener que recurrir para nada a la fuerza de voluntad  y además pasándolo bien en todo momento.


La carrera.

El viernes 17 de Octubre a las 19 horas, pongo rumbo a San Vicente de la Barquera para recoger el dorsal y entregar las bolsas con la ropa de recambio y demás enseres que la organización trasladará hasta Lebeña, en mitad del recorrido.
Al llegar está todo dispuesto para disfrutar de una deliciosa cena a base de pasta y ensalada , que los voluntarios han preparado con mimo.
Me siento a cenar con los compañeros de La Marea Azul y con el buen ambiente que hay se me pasa el tiempo volando hasta la hora de la charla técnica. Luego hacemos algo de tiempo  y a las 23 horas nos dirigimos todos a la zona del puerto para el control de material. Allí seguimos pasando el rato entre fotos y risas, pero la verdad es que yo ya me empiezo a notar muy nervioso.






San Vicente- Gandarilla.
(1h 21 min)

La salida es a las 00:00, y junto a otro compañero, soy de los primeros en entrar a la zona vallada reservada para corredores, sin saber muy bien cómo, acabamos situados delante del todo , entre todos los gallos favoritos a la victoria.
La verdad es que es un momento divertido, comentando que si éste es el que ganó el año pasado, que si aquel es muy bueno, que esto y lo otro, pero yo estaba muy pendiente de buscar dónde apartarme en el momento de la salida para no ser atropellado.


El temido momento por fin llega y ahí estoy yo en el grupo de cabeza al ritmo de los  primeros y sin pasar ni vergüenza. La verdad es que no cuesta nada correr a este ritmo, empujado por los ánimos de la gente de San Vicente que abarrota las calles.
De repente me acuerdo de que ésto son 90 Kilómetros y mucha cuesta y me obligo a bajar el ritmo muy por debajo de lo que me pide el cuerpo. Así piano piano, llego al primer avituallamiento cumpliendo el horario que tengo marcado en mi chuleta.
Gandarilla: 1:21 de la madrugada.

Gandarilla-Cades.
(59min)

El ambiente al llegar a Gandarilla es increible con mucha gente animando por la calle. Bebo un vaso de agua en el avituallamiento, saludo rápidamente a un par de conocidos que andan por allí y me adentro de nuevo en la oscuridad.
Nunca había corrido de noche y me resulta muy curioso ir viendo tan sólo el metro cuadrado de mundo que tengo frente a mi, es como si el resto no existiera.
Veo de nuevo las luces de la civilización, mucha gente animando y un avituallamiento repleto de comida y bebida, estoy en Cades. 2:20 de la madrugada.

Cades- Cicera.
(2h 56 min)


 En Cades relleno bien los depósitos porque toca un sting largo, como dirían en formula uno. Me adelanta gente conocida que, por otra parte van a un ritmo asequible para mi, pero no intento seguirles, prefiero conservar fuerzas y además estoy disfrutando mucho corriendo solo a la luz de mi frontal.
En medio del bosque hay un avituallamiento liquido, pero esta agotado, menos mal que fui previsor y llené bien los bidones. Así todo ya pita la reserva.
La bajada hasta Cicera es espectacular, muy técnica y divertida. Y yo que pensaba que la primera mitad de la carrera iba a ser un mero tramite.
Cicera: 5:17 de la mañana.

Cicera-Lebeña.
(1h 23 min)

En el avituallamiento de Cicera hay un gran ambiente ya que además es la meta del Medio Desafío. Me resulta muy curioso el contraste al salir del bullicio y adentrarme a los pocos metros en una soledad absoluta. Sigo corriendo la carrera solo y me encanta, nada mas se oyen los campanos de algunas vacas que se asustan a mi paso.
A veces coincido con otros corredores y me doy cuenta de algo que me parece curioso, mucha gente me adelanta en las subidas , pero luego les paso con facilidad en el llano y las bajadas, es algo que tendré que mejorar la temporada que viene.
Lebeña: 6:40 de la mañana.

Lebeña- Ullances.
(2h. 33 min.)

Llego a Lebeña a las 6:40, lo primero que hago es comer y reponer liquidos. Los voluntarios en todos los avituallamientos son súper atentos, estan pendientes de que no te tengas que rellenar tú mismo las botellas y además te animan mucho, un 10 para ellos. Me ofrecen un caldo caliente que me sienta de maravilla.
Después tranquilamente recojo mi bolsa para cambiarme de ropa, me echo crema solar, aunque no ha amanecido todavía, y repongo los geles y barritas de mi mochila. También paso un buen rato charlando con varios compañeros.
A toro pasado pienso que quizás me entretuve demasiado en los avituallamientos, viendo lo fresco que terminé al final, pero bueno, era la primera vez y se trataba de acabar.
Al salir de Lebeña voy con un compañero, pero cuando la cuesta se pone seria le digo que tire porque va mucho mejor que yo. La verdad es que a partir de este momento nos encontramos varias veces durante toda la carrera, me alegro de que él también lograra terminar.
Aunque parecia que no iba a amanecer nunca, por fin se digna a salir el sol cuando las pilas de mi frontal ya pedían socorro.
El paisaje mientras ascendemos los puertos de Ullances amaneciendo es una de las cosas mas bonitas que recuerdo haber visto nunca.
Ullances: 9:14 de la mañana.

Ullances- Brez.
(1h 33 min)

Recuerdo que en esta parte de la carrera tuve que estar aguantando los caballos todo el tiempo porque me encontraba pletórico y mi cuerpo me pedía ir más y más deprisa. No se me iba de la cabeza esa frase que dice: " si durante una ultramaratón te encuentras estupendamente, no te preocupes, se te pasará", además esta parte del recorrido ya la conocía y sabia que lo que tenia por delante no era ninguna broma.
Brez: 10:47 de la mañana.

Brez- Aliva.
(2h 32 min)

En el avituallamiento de Brez estaba como voluntario un vecino de cuando vivía en Torrelavega, montañero de los de toda la vida. Le dije: " ahora que te he saludado me vuelvo para San Vicente".
La verdad es que nos trató muy bien y daba pereza irse. Allí quedaron también varios corredores que conozco y que no tardarían en adelantarme.
Subiendo al Collado de Camara tuve la primera mini-pajara, es lo más cerca que estuve en toda la carrera de encontrarme mal. El caso es que descansé unos minutos, comí, bebí un poco y para arriba. Esta claro que las subidas son mi asignatura pendiente.

Al llegar al alto, unos chicos que había me avisaron de que al otro lado hacia viento, que me abrigara, así que me puse el chubasquero y me quede un ratillo charlando para recuperar fuerzas.
Bajando me encontré a un compañero de la marea azul que iba fastidiado y quería abandonar. Recordé que llevaba ibuprofeno encima y se lo ofrecí, " vamos hombre llega hasta Aliva y allí te lo piensas que vamos bien de tiempo", la verdad es que llegados al avituallamiento, el equipo de apoyo de la marea azul no le dió otra opción que no fuera acabar la carrera.


El avituallamiento de Aliva era una autentica fiesta, lleno de caras conocidas y de buen rollo, tanto que me entretuve demasiado, pero por primera vez sentí que esa carrerra la iba a terminar seguro.
Aliva: 13:19 del mediodía.

Aliva-Portillas de Igüedri.
(1h 42 min)

Salí de Aliva junto a un par de amigos  que son muchisimo mejores que yo en esto, pero ése día iban bastante tocados, algo bastante normal después de 70 kilómetros.
Lo que no era normal era lo bien me encontraba yo y las ganas de correr que tenía, así que pasada la horcadina de Covarobres me despido de ellos deseándoles suerte y me embalo camino de Igüedri.
Igüedri: 15:00 de la tarde.

Igüedri- Fuente Dé.
(1h 22 min)

Menuda fiesta tienen montada aquí los voluntarios! Me dan ganas de quedarme con ellos, pero mi objetivo esta cerca, sólo tengo que subir una ultima montaña y dejarme caer hasta la meta.
La subida se me hace interminable pero ya me da igual perder unos minutos, es imposible que no lo consiga.
Nada más coronar me pilla el compañero con el que salí de Lebeña y le digo que pase que va como una bala. Da gusto oírle gritar de alegría bajando por el camino del hachero, el año pasado tuvo que retirarse y ahora ya sabe que lo va a lograr.
Fuente Dé: 16:25 de la tarde.

Fuente Dé- Espinama.
(30 min)

En Fuente Dé me esperan mis padres, mi mujer y mi hija, que viene corriendo a darme un beso, les digo que se den prisa que en nada llego a la meta.
Es tal el subidón que me da al ver a mi familia que me marco un parcial que no se yo si podría igualar saliendo fresco, hasta la meta paso a siete corredores, incluido el que habia sido mi compañero varios tramos durante la carrera y que me acababa de pasar bajando por el Hachero. En un suspiro llego a la meta y no puedo evitar emocionarme al volver a ver a mi familia y a algunos de mis mejores amigos que me han venido a ver. Allí estaban también los compañeros de la Marea Azul que tanto nos han animado durante toda la carrera, a todos ellos gracias, sois la hos...

Hasta aquí la historia de esta ultra, ya vendrán otras en las que me toque sufrir como un perro y quizás hasta retirarme, pero si tengo que elegir una palabra para resumir lo que sentí en ésta es DIVERSIÓN.

Espinama: 16:55 de la tarde, casi 17 horas de carrera.