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lunes, 26 de mayo de 2014

Maratón del Soplao 2014 (crónica)



 Esta es la cronica de lo que ha sido mi primer maratón de montaña y primer maraton en general.
La preparación de la carrera muy justita , como es costumbre en mi, y los objetivos muy ambiciosos pero a punto estuve de lograr mi marca prevista.

La noche previa no hubo manera de pegar ojo, como supongo que nos pasa a la mayoría, así que a las cinco de la mañana ya estaba en la cocina degustando  unos deliciosos espaguetis con tomate y carne picada que han constituido mi desayuno, comida y cena los últimos dos días.
La mochila con el agua, los geles y las barritas , así como guantes y chubasquero, ya la tenía preparada el día anterior, así que me unto bien de vaselina, me pongo el traje de luces y me dirijo a Cabezón de la Sal dispuesto a realizar mi mejor faena.

Al llegar a Cabezón hay atasco como era de esperar y , cómo voy justo de tiempo, aparco como puedo en un Lupa que hay a un par de kilómetros del pueblo. Después de la carrera lamentaré esta decisión.

Tras estar un buen rato en la salida con los andarines, me dicen que no es ahí y me voy corriendo a la salida de los de la maratón. Una vez aquí resulta que hay que esperar unos veinte minutos a que salgan todas las bicis ( me habría dado tiempo a aparcar con más tranquilidad sí llego a saber esto  pero así es la vida).
En la salida me encuentro con varias caras conocidas, como Barategui que los tiene cuadrados y también va a debutar en la maratón con un mes escaso de preparación, charlamos un ratillo, un compañero del curro nos hace una foto y a correr se ha dicho, a partir de aquí cada uno a su carrera.

Los cinco primeros kilómetros son llanos hasta llegar a Santa Lucía y, aunque intento tomármelos con tranquilidad, me parece que todo el mundo va muy deprisa y me dejo llevar por la manada.
Después hay que subir a la sierra del Escudo, hago toda la subida andando como tenía previsto, que esto es muy largo. Tras un divertido cresteo llegamos al mal llamado cortafuegos, para muchos temido, pero que a mi me encanta. Enseguida llegamos al avituallamiento de Ruente marcando un parcial de una hora y quince minutos, cinco minutos menos de lo que tenía previsto. Un trago de Aquarius y a correr que nos pilla el toro.



El ambiente al pasar por el puente de Ruente es espectacular, una señora incluso me llama guapo, andará mal de la vista la pobre!
Al dejar atrás el pueblo empieza una subida por pista que hago trotando y andando, muy pendiente de comer y beber todo el rato que es parte fundamental de mi estrategia de carrera. Quiero estar fuerte para engarrarme con el famoso "hombre del mazo" que me han dicho que esta esperando en el Toral.

Tras la subida por pista nos adentramos en un divertido bosque que nos llevarà a la campa de Ucieda.
Casi al llegar a campa y en un camino que no tiene nada de técnico, me pego el ostiazo de mi vida., (Y yo que presumía de que en mis cuatro largos meses haciendo trail running no me había caído nunca). Me hago un agujero curioso en el codo que sangra mucho y , para colmo, un chavalillo todo loco se pone a atajar llegando a la campa y se me echa encima sacándome del camino, le saludo y llegamos a la campa de Ucieda con un parcial de dos horas y quince minutos, manteniendo cinco minutos de ventaja sobre mi previsión.
Me cómo un plátano y la gente del avituallamiento se ofrece a llenarme el botellín. Un 10 para ellos¡
Un poco más adelante veo una carpa de la Cruz Roja y paro para que me curen el codo que tiene un golpe muy feo y no paró de sangrar. Aquí pierdo unos diez minutos que se me hacen eternos pero nadie me mandó caerme.

Tras la parada en boxes salgo calentando neumáticos y empieza una subida que me tomo con calma siguiendo mi estrategia de subir todas las cuestas andando y comiendo constantemente. Luego viene la Ruta de los Puentes y así trotando y comiendo van pasando los kilómetros hasta Brañazarza.
Es increíble lo bien que me encuentro, el camino no está muy embarrado y la temperatura es perfecta para correr. Mi objetivo es coronar el Toral en cuatro horas y cuarenta minutos y de momento voy bien de tiempo y muy entero.

El camino hasta el Toral es un continuo sube y baja y yo estoy esperando la llegada del hombre del mazo pero el cobardíca no se atreve a venir a por mi.
Subiendo el Toral se me cargan los cuadriceps y me lo tomo con calma, además el sol hace su aparición y se me hace pesado.
Se escucha una musiquilla de gaita y los gritos de ánimo de la gente que nos espera en la cima. Al coronar veo caras conocidas, alguno de La Marea Azul, mi flamante equipo.
Corono el Toral cumpliendo por los pelos mi previsión de cuatro horas y cuarenta minutos. Según el perfil de la prueba, a partir de aquí quedarían unos quince kilómetros prácticamente cuesta abajo y dispongo de una hora y cuarenta minutos para completarlos si quiero acabar la carrera en menos 6 horas, algo que sobre el papel es perfectamente factible, pero que equivocado estaba... A partir de aquí comenzaría mi pequeño "Infierno Cántabro".

Los cuadriceps se me suben constantemente y a penas puedo correr. Aunque me encuentro muy bien de fuerzas, se me esta haciendo esta parte muy larga y aquí ya me doy cuenta de que voy a perder el euro que me he apostado con los del trabajo. Esto me pasa por pensar que pasando el Toral ya estaba todo hecho. A partir de aquí me pasa mucha gente y los pequeños repechos que en el perfil son inapreciables se me hacen un mundo. Ya no se sí son peores las subidas o las bajadas las piernas me están matando hasta el punto de tener que parar varias veces hasta que mis músculos decidan que me dejan seguir otro poco. No me consuela ver que a más de uno le está pasando lo mismo que a mi.

Ya en el llano el hombre del mazo se atreve a aparecer, ahora si que no son sólo los problemas musculares sino  que además me entra un pajarón como una casa, a pesar de haber comido y bebido como un animal durante toda la carrera. Como muestra decir que los últimos tres quilómetros tardé media hora en completarlos.

En este tramo compartí sufrimiento con uno de la ultra, creo que se llamaba Raúl, lo curioso es que el hombre me animaba él a mi. El de la ultra no paró de trotar en ningún momento y yo, a ratos andando y a ratos corriendo me descolgaba y le volvía a cojer.

Al llegar a Cabezón y gracias a los ánimos de la gente, me llegaron de nuevo las fuerzas, se me puso una sonrisa en la cara y pude llegar a meta con un ritmillo digno de un corredor de verdad.
Al llegar a meta el speaker comentó algo acerca del pañuelo que yo llevaba en la cabeza y de lo contento que se me veía. La procesión va por dentro caballero¡
Tiempo total seis horas y veinte minutos.

Me reuní con Javi y Rosana, que habían venido a verme y juntos comenzamos la odisea de llegar hasta el coche que dejé en el Lupa esta mañana.
Dos kilómetros andando a lo chiquito de la calzada se hacen muy duros .
 Duchita en el polideportivo y a tomar una merecida cerveza. El año que viene a mejorar tiempo intentando repetir los aciertos y corregir los errores.

Un saludo!



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