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domingo, 4 de marzo de 2012

Mi primera media maratón: Media Maratón de Santander 2012



Tras mis buenas sensaciones en la Sansilvestre decidí dar el paso y atreverme con algo más serio, así que empecé a entrenar tres días a la semana y me apunté a la Media Maratón de Santander.

Jamás olvidaré mi estreno en los 21.097 metros debido a que mi hija Ana, (que está sentada a mi lado viendo villancicos en Youtube en pleno mes de junio), decidió venir al mundo cuando su madre y yo estábamos recogiendo el dorsal el día antes de la carrera.

Como buen padre y marido, pasé la tarde y la noche acompañando a mi mujer las horas previas al parto y echando una mano en lo que pude.
A las tres y media de la madrugada aproximadamente vino al mundo Ana, una preciosidad de casi cuatro kilos.

Pasemos a la parte deportiva de la crónica:

Tras el parto le pedí permiso a mi mujer para escaparme un ratito a la carrera y ella me contestó con un cariñoso "tu verás, haz lo que quieras", así que, casi sin tiempo, fui a casa a recoger la ropa y regresé a Santander.
Aparqué en la lonja y como iba justo de hora, o tal vez debido a los nervios, o al torrente de emociones vividas durante la noche, notaba que mis pulsaciones estaban disparadas.
Lo ideal era haber ido calentando hasta la salida tranquilamente, pero si lo hacía así no llegaría a tiempo.

En la salida me encontré con Gandarillas,  que es mi archienemigo en ésto de las carreras y al que había logrado derrotar en la Sansilvestre.
En aquella época era un gran aliciente para mi poder medirme con todo un consumado maratoniano, aunque a día de hoy ya no soy tan competitivo y mis motivaciones para correr son otras.

Le cuento a Ganda lo de mi reciente paternidad, me felicita y sin tiempo para más nos dan la salida.
El elemento de Gandarillas me había hecho creer desde hacía más de una semana que se había quedado sin dorsal para la media, y que iba a correr la de  cinco kilómetros y yo, entre el sueño y la emoción, no me percaté de que los de la carrera pequeña salían desde otro sitio.

Así fueron pasando los kilómetros, Gandarillas había salido como una bala, y yo no traté de seguirle, dado que el ritmo para la media no es comparable al de 5000 metros.
Los primeros 10 kilómetros los pasé sin grandes contratiempos, pero al llegar a  " El Sardinero" empecé a sufrir como un perro. Aquel día aprendí por las malas que en carrera es mejor pasar un poco de frío al principio, que hacer los últimos kilómetros literalmente asado de calor. Ademàs la cabeza me decía que quedaba màs de la mitad, me había pasado toda la noche en pie  sin dormir y lo estaba pagando.
Para colmo, en mitad de la "S20" veo a Gandarillas que viene de frente partiendose de risa, consternado le pregunto qué demonios hace él ahí, y eh de reconocer que éso fué lo que me acabó de hundir.

En las carreras de cierra distancia la cabeza es lo más importante y en el momento en que dejas de disfrutar y sólo piensas en cuanto queda para terminar estàs perdido.
Una de las cosas que menos me gusta de esta carrera es que , en la segunda mitad, regresas por el mismo sitio, y que lo que antes era bajada, ahora es cuesta arriba. A la altura del palacio de " La Magdalena" ya estaba completamente desfondado, además tenía calambres y tuve que parar a estirar varias veces.

Curiosamente, en todas las las carreras me pasa lo mismo, y es que, por muy mal que lo pase y muy cansado que llegue a la parte final de las mismas, se me pasa todo en cuanto veo la meta y recupero por completo las fuerzas, lo cual me permite siempre terminar esprintando.
 Y así logré terminar mi primera media maratón paran do el crono en 1 hora y 51 minutos.

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